Un joven falleció en el Hospital del Trauma y Emergencias Dr. Abete luego de un incendio que se desató a mediados de julio en el Centro de Recepción Pablo Nogués, Malvinas Argentinas. La víctima, Alex, sufrió graves lesiones por su exposición al humo tóxico.
Desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) denunciaron "graves condiciones de detención, torturas y extremo régimen de vida" en los centros cerrados, y relataron con detalles el trágico hecho, ocurrido durante la madrugada del 15 de julio.
Según la CPM, aquel día luego de una noche de reclamos por el régimen y las condiciones de detención, se inició un fuego que se propagó rápidamente en la celda, alcanzó los colchones, que aparentemente tendrían tratamiento ignifugo, y se produjo una gran cantidad de humo.
24 horas después del hecho, representantes del organismo se dirigieron al centro y se entrevistó con los jóvenes. Según relataron, el fuego comenzó alrededor de las 2 de la madrugada y los bomberos sofocaron el incendio cerca de las 3 AM. El compañero de celda comenzó a gritar para que ingresaran a socorrer a Alex, que respiraba con dificultad. Sin embargo, de acuerdo con lo relatado, los operadores del centro no ingresaban al pasillo porque decían que había elementos cortopunzantes. Alex fue sacado inconsciente de su celda alrededor de las 5 de la mañana, casi tres horas después de que se iniciara el incendio.
El humo tóxico se propagó por todo el pabellón y afectó al resto de los jóvenes que sólo fueron vistos por un enfermero del centro de recepción en la mañana del día siguiente. "Cuando el equipo de la CPM se presentó constató que los jóvenes estaban muy afectados, tosían y manifestaban que aún tenían mucosidad de color negro. Además de padecer angustia por no haber sido notificados del estado de salud de Alex", indicaron. Recién a partir de un habeas corpus colectivo presentado por la CPM ante el Juzgado de Garantías del Joven N°2 de San Martín, los jóvenes recibieron asistencia médica.
Alex estuvo hospitalizado en terapia intensiva en el Hospital del trauma y emergencias Dr. Abete, luego fue trasladado al sanatorio AMTA y estuvo los últimos días en el sanatorio Franchin. Durante los tres meses que estuvo internado, Alex no recobró la facultad del habla y, por momentos, permaneció inconsciente. Según señaló la Comisión, a pesar de su estado de salud, el personal policial obstaculizó el vínculo con los padres y llegó a tenerlo esposado a la cama, motivo que originó otro habeas corpus de la CPM. Recién el 13 de octubre, cuatro días antes de su muerte, cuando el personal médico determinó que no había actividad cerebral se ordenó el retiro de la custodia policial.
"Durante su internación, la defensa oficial del joven pidió la libertad condicional o, subsidiariamente, el arresto domiciliario para el momento en que tenga el alta médica. Sin embargo, el fiscal Marcelo Tonelli solicitó se rechace la libertad y se traslade a Alex a la Unidad Penal Nº22 de Olmos, pese a los informes médicos desfavorables que daban cuenta de su gravísimo estado. La jueza a cargo concedió la prisión domiciliaria y el fiscal insistió en su postura, apelando la decisión con el aval del Fiscal Adjunto Departamental, Marcelo J. M. Brocca. Afortunadamente, la sala I de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal departamental lo rechazó", cuestionaron.
Tras su muerte, "en un acto de revictimización, la titular del Juzgado de responsabilidad penal juvenil Nº1 de San Martin con sede en San Miguel, Elizabeth Ordoñez, dejó en manos de la familia la manipulación del cuerpo sin advertir la necesidad de la realización de la autopsia correspondiente", agregaron.
La CPM realizó la denuncia penal ante la Ayudantía Fiscal de Investigación de Delitos Acaecidos en Unidades Carcelarias, dependiente de la UFI 1 de San Martin, e hizo distintas gestiones con las fiscalías intervinientes para evitar la cremación y garantizar las medidas de prueba necesarias.
"La muerte de Alex es la consecuencia de condiciones de encierro que violan los derechos humanos. Desde hace años la CPM viene denunciando el régimen de vida que padecen los jóvenes dentro de este dispositivo: aislamiento extremo que alcanza las 20 horas diarias de encierro en la celda, falta de acceso a internet para sus celulares, condiciones edilicias deplorables y escasez de insumos para higiene personal. Se suman además otras vulneraciones de derechos como malos tratos por parte del personal y requisas vejatorias a sus familiares. Además, no existe en el Centro de Recepción un espacio que permita a los jóvenes allí detenidos ser contenidos y escuchados", aseguraron.