Las primeras semanas de julio, una ola de frío polar sostenida, que tuvo varios ingresos de frentes de viento del sur, causó nevadas históricas en la región patagónica, marcas térmicas extremas en casi todo el territorio nacional, lamentables fallecimientos de personas en situación de calle, y un gran deterioro en los cultivos, sobre todo en las zonas productivas de los cordones frutihortícolas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Esta situación climática, con heladas matutinas durante varios días consecutivos, es la que, unos 10 días después, impacta en los cajones de las verdulerías y en los bolsillos de los consumidores: la lechuga alcanza los $7.000 por kilo, la acelga $3.000 el atado, la papa más de mil pesos por kilo, el tomate está a $5.800 o más, precio similar que presentan las llamadas “verduritas” para sopas o pucheros, como cebolla de verdeo, puerro, apio y perejil, tan reconfortantes en el invierno.
El dirigente de la Federación de Trabajadores de la Economía Social (FETRAES), Néstor Villacorta, vive en localidad de Melchor Romero. En declaraciones televisivas, explicó que la situación “es complicada para el cinturón hortícola de la provincia de Buenos Aires ya que no esperábamos tener estas heladas. Como pequeños productores sabemos cómo tratar las heladas en el invierno, pero esta vez nos sorprendió, dejó mucho daño en el sector”.
La referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), Josefina Galán, dijo asimismo que las heladas en la provincia de Buenos Aires “fueron muy graves para el sector, a lo que se suma la falta de una política pública desde el Estado para acompañar a la terrible situación que están atravesando los productores, no solo de la provincia de Buenos Aires, sino de todo el país”.
“Estamos pasando una situación gravísima en el campo con el aumento de las tarifas, de los insumos, con precios dolarizados, atados a un modelo que nos impide poder bajar los precios”, aseveró Galán en diálogo con Radio Con Vos, reprodujo DIB. Y añadió: “Esta crisis económica que vive el país se está transformando en una crisis alimentaria: la gente se alimenta peor, paga carísima la comida, y esto va a derivar en una situación cada vez más grave, y muchas personas van a caer en grandes problemas por su alimentación”.
Desde la UTT, comunicaron además de qué manera las heladas y bajas temperaturas extremas afectan la producción frutihortícola, para que los consumidores no tengan un shock tan grande al llegar a las góndolas.
Varios días seguidos de bajas temperaturas traen como consecuencia baja producción, ya que muchas verduras se queman por la helada o les cuesta crecer con rapidez.
La situación afecta a toda la sociedad: a los consumidores, por encontrar menos variedad de verduras y a un costo mayor, y a los productores, que se quedan sin alimentos para comercializar.
Ser pacientes y acompañar lo procesos de la naturaleza nos permitirá comer de manera más saludable.