Contar con las vacunas para protegerse de la Covid-19 está asociado a una disminución de los síntomas relativos a cuadros depresivos. Así lo evidenció una investigación del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA) que estudió los niveles de desorden de ansiedad generalizada (GAD) y depresión en la población argentina a lo largo de la primera y segunda oleada de contagios en el país.
“Nuestro objetivo fue analizar el impacto de las vacunas, la actividad física y la modalidad de trabajo, bajo la hipótesis de que pueden actuar como posibles factores protectores de la salud mental de la población después de un período tan prolongado de pandemia”, indicaron los investigadores.
El trabajo científico, titulado “Segunda ola de pandemia de Covid-19 en población argentina: la vacunación se asocia con una disminución de los síntomas depresivos”, publicado en la Revista Frontiers in Psychiatry, toma los datos de dos encuestas realizadas en noviembre de 2020 y mayo de 2021, donde más de 13.000 personas entre 18 y 50 años reportaron distintos síntomas mediante preguntas con respuestas de opción múltiple.
En la investigación observaron que “aquellas personas de la población adulta que recibieron al menos una dosis de cualquier vacuna Covid-19 informaron menos síntomas de depresión que los no vacunados en la segunda ola”, por lo que “la vacunación contra el Covid-19 se asoció con menores síntomas depresivos”.
El principal autor del estudio y graduado en Bioingeniería, Pedro Benedetti, explicó que “no hay una asociación directa de la bajada de síntomas de depresión con la vacunación, sino más bien tiene que ver con las cosas que pudimos volver a hacer una vez que estuvimos vacunados y cómo nos sentimos haciéndolas”.
Además, la investigación mostró que, independientemente del estado de inmunización, los niveles de GAD durante la segunda ola fueron más altos que durante la primera ola, tanto para las poblaciones de adultos jóvenes, como de adultos.
En tanto, de los sondeos también se desprende que “las mujeres presentaban mayores niveles de depresión que los hombres”, que aquellas personas “que estuvieron más tiempo sin socializar con otras sufrieron síntomas más marcados de depresión” y que “aquellos que hicieron con más frecuencia actividad física mostraron menores niveles” de esta enfermedad.
Del proyecto participaron también los alumnos de la carrera de Bioingeniería del ITBA Franco Moscato, Victoria Reppucci, y un equipo de investigadores del departamento de Ciencias de la Vida del ITBA compuesto por Diego Moncada, Alejo Barbuzza, Franco Moscato, Victoria Reppucci, Celina Goyeneche, Cynthia Katche, Jorge H. Medina, Haydee Viola y Fabricio Ballarini. (DIB)