“Yo digo que Dios me mandó a ese lugar para ayudar a ese angelito”, dice Alcides, el barrendero que el pasado lunes 27 de agosto auxilió a una mamá cuyo hijo de 2 años sufría una convulsión en plena calle.
Desde ese día, Alcides revive en su mente una y otra vez todo lo que pasó esa mañana en el barrio Peruzzotti y piensa como el universo conspiró para lograr ubicarlo en el lugar preciso en el momento justo.
Un recorrido que decidió alterar, un guante que se le cayó y que por un instante pensó en no buscar. La breve charla con un vecino y la templanza de poder actuar rápido, sin vacilar.
El angelito, Noah, había llegado a sus manos casi sin respiración. “Estaba morado, se estaba ahogando”, dice Alcides.
Una mamá desesperada por ayuda, que le confió a su bebé a un desconocido. “Damelo, me lo llevó al hospital”, le dijo Alcides a esa mujer.
El rezo arriba del auto de un hombre que por allí pasaba, los masajes en el pechito de Noah, la entrada a la guardia y el desconcierto de no saber que pasaba con el niño mientras los médicos lo atendían.
“De pronto, como a los 5 minutos, escuché que el bebé empezó a llorar. Sentí un vacío de tanto alivio al escuchar ese llanto”, recuerda Alcides.
Por su accionar, el trabajador que se desempeña en la empresa de recolección Transur, recibió felicitaciones de sus compañeros y autoridades.
También fue recibido por la Federación de Camioneros, donde Hugo y Pablo Moyano le entregaron un reconocimiento y resaltaron su heroico acto.
Además, este viernes también mantuvo un encuentro con el Intendente Nicolás Ducoté quien quiso conocerlo para sumarse a los reconocimientos.
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