El Último Primer Día (UPD) se convirtió desde hace varios años en un ritual que realizan los y las adolescentes que ingresan al último año de la secundaria.
Con juntadas en alguna casa o encuentros en boliches celebran el fin de esa etapa en el marco de un festejo que comienza en las últimas del domingo 8 de marzo. Todos reunidos, pasan la madrugada para llegar todos juntos a clases.
Sin embargo, en los últimos años la celebración comenzó a generar preocupación entre los padres y docentes al advertir el excesivo consumo de bebidas alcohólicas que hacen los chicos.
Es por eso que frente a la cercanía de la fecha del “ritual”, son varios los organismos que pusieron el ojo en el desarrollo de esos encuentros y lanzaron recomendaciones y guías para que los padres puedan dialogar con sus hijos sobre los peligros de consumir alcohol en exceso.
Entre ellos, el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, a cargo del Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, Walter Martello.
Desde esa área proponen que, en las escuelas, se trabaje el UPD como un hecho pedagógico y se desarrollen estrategias para que los padres y la comunidad educativa problematicen la asociación entre consumo excesivo de alcohol y diversión.
Lo hicieron con el lanzamiento de una guía que incluye una serie de recomendaciones y pautas que sirvan de puntapié inicial para que se hable sobre el Último Primer Día en el seno del núcleo familiar y en las escuelas.
“Esta guía busca ser un aporte para que exista una campaña nacional y provincial de prevención, que no solo abarque el Último Primer Día, sino también a todo lo que implican las causas y consecuencias del consumo excesivo de alcohol por parte de jóvenes. Creemos que el UPD debe trabajarse durante todo el año con propuestas y metodologías que estén en la planificación anual de las instituciones escolares. Además, debería formar parte de los acuerdos institucionales de convivencia, de modo que se reafirme la responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día”, explicó Martello.
A esas recomendaciones, se suma el documento elaborado por la Sedronar, para que los adultos sepan cómo transmitir a sus hijos información sobre porqué el consumo en menores de 18 años se considera un consumo de riesgo.
Entre otros, el documento resalta los siguientes puntos:
Recomendaciones para el Último Primer Día de clases:
Pensar y problematizar desde la escuela el rol de los adultos en estos eventos: trabajar articuladamente con las familias y adultos de la comunidad para generar acuerdos y prácticas de contención y cuidado para este evento.
Tener en cuenta el lugar que ocupan los rituales y las celebraciones en las juventudes y en la sociedad en general.
Diseñar anticipadamente desde la escuela propuestas para este evento e incluirlas en la planificación anual de la institución.
Brindar información científicamente validada, actualizada y acorde a fin de problematizar el consumo de alcohol y sus consecuencias físicas y sociales.
Trabajar y promover, desde la escuela, prácticas de cuidado entre pares de manera transversal. Y comenzar a pensar los festejos del Último Primer Día desde el año anterior en conjunto con las y los estudiantes.
Potenciar los espacios de participación que las y los jóvenes ya tienen en la institución escolar (por ejemplo, el Centro de Estudiantes), incluyéndolos en la planificación y armado de este día (horario de ingreso, permanencia en la escuela, actividades, etc.).
En el caso de aquellas y aquellos estudiantes que no puedan sostener la jornada ese día en la escuela, puede acordarse que no asistan, pero que las familias, las escuelas y la sociedad trabajen en articulación para garantizar los cuidados de esas y esos jóvenes.
Buscar que las medidas que se tomen desde la escuela no sean únicamente prohibitivas o sancionatorias.
El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central. No te estimula. Reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades.
El abuso de alcohol te puede causar agresividad, melancolía y pérdida de memoria. Produce distintos grados de inactivación, desde somnolencia hasta anestesia y coma.
Sólo el 10% del consumo de alcohol se elimina por orina y sudor. El 90% es digerido por el hígado convirtiéndose en azúcar, causando diversas enfermedades con efectos irreversibles en nuestro organismo.
Tampoco se elimina más rápido por tomar café o darse un baño. El café puede irritar aún más el estómago y el baño puede dar más frío y producir hipotermia.
Las bebidas alcohólicas afectan de igual manera en cualquiera de sus graduaciones. Sus efectos tienen que ver con la cantidad de alcohol ingerida, el tiempo de ingesta, el lugar, la calidad de la bebida y el estado de ánimo de la persona, según su edad, cuerpo y trayectoria de vida.
El alcohol puede producir problemas de impotencia sexual y afectar el desarrollo y los cuidados en las relaciones sexuales.
El mezclar distintos tipos de alcohol o alcohol con energizantes u otras sustancias aumentan los efectos negativos y los riesgos para la salud.