"En la escuela siempre dije que nací un 21 de septiembre a las cuatro de la tarde", cuenta Luciana Morán; una joven pilarense que desde hace varios años emprendió la difícil - pero no imposible - tarea de dar con su verdadero origen.
Esa fecha y esa hora no son reales, son solo datos aproximados que calculó un médico que examinó a Luciana hace 30 años.
Cuenta que al nacer, en el año 1986, su madre biológica la abandonó en la localidad de Manuel Alberti; vecinos de la zona la hallaron envuelta en una manta sucia y la acercaron a la sede de Cáritas que funciona en la Iglesia, cuyo cura párroco en aquel entonces era Tomás Llorente.
No son muchos los datos que tiene la joven; no sabe en qué hospital nació y si es que tiene o no hermanos. Pero lo que sí sabe es que quiere completar su historia y conseguir esa pieza que le falta.
En diálogo con Pilar de Todos, Luciana contó que a los 6 meses de vida fue adoptada por la familia Morán, de Pilar. A la casa llegó una beba con principios de desnutrición y una gastroenteritis crónica, de la que sus padres adoptivos se ocuparon con dedicación.
"Crecí con ellos, pero sabiendo desde un principio que no era su hija. Para mí son y serán mis padres; pero uno siempre tiene esa necesidad de terminar de construir quién es", contó Luciana.
A los 16 años tomó la decisión de emprender la búsqueda; y de preguntar ¿Por qué?. "Quizás mi madre biológica estaba sola, o era muy chica y no me podía cuidar; son muchas las hipótesis", dice.
En esa búsqueda, Luciana llegó con sus preguntas hasta la Parroquia de Alberti.
"Hable con el padre Tomás; pero me dijo: ´Si vos ya sos Morán, ¿para qué querés saber más?´. Siento que él sabía algo más y no me quiso decir, pero tampoco lo puedo obligar", relató la joven.
En ese punto decidió hacer uso de las redes sociales, allí en diversos perfiles y grupos publica tres fotos suyas: una de bebé, otra de niña y una tercera actual.
Su esperanza es alimentada por otros casos que llegaron a una resolución y por su familia que la alienta a continuar.
"Mis padres adoptivos me acompañan siempre, son unos genios. Mi mamá es de fierro y me dice que todo lo que me haga bien ella me va a acompañar. Estoy agradecida con ella porque fue la que me contó mi verdadera historia. Tuve la suerte de llegar a una excelente familia", agradece Luciana.
Tras 30 años, Luciana dice que, a pesar de haber tenido momentos de enojo, ahora solo quiere completar ese pedazo de su historia, una página que sigue en blanco.
"Sólo quiero saber por qué, conocer mis orígenes. Mi mamá me enseñó que el rencor no sirve de nada. En algún momento espero poder encontrar a mi madre biológica y así saber realmente que día y a qué hora nací", anheló.