Roberto Eduardo Wolfenson, el ingeniero asesinado en el country La Delfina de Pilar, fue atacado por la espalda, golpeado y luego ahorcado.
La autopsia determinó que la víctima, quien fue encontrada en uno de los cuartos de su vivienda que no era el suyo, recibió un corte en la nuca y luego fue ahorcado con un cable o una soga fina hasta matarlo.
“En las manos de la víctima quedaron los surcos del arma homicida. Intentó con todas sus fuerzas que no lo ahorcaran, se defendió”, detallaron los investigadores a Infobae.
Wolfenson fue encontrado sin vida por su profesor de piano, quien llegó hasta su casa para darle clases.
Al notar que no respondía, el profesor dio aviso a la guardia del country y a un vecino, para luego ingresar por una puerta secundaria.
El cuerpo del ingeniero, quien ya se encontraba jubilado, fue encontrado en una habitación que no era la de él, boca abajo.
El primer médico que lo vio determinó que la muerte había sido natural, pero la UFI interviniente ordenó una autopsia donde se descubrió que la víctima tenía marcas en el cuello compatibles con un elemento fino, quizá una soga, cable o tanza, con el que estrangularon a Wolfenson.
"Visita"
Los investigadores, además de determinar la mecánica de la muerte, intentan averiguar quien o quienes estuvieron con el ingeniero por última vez.
Una de esas personas sería la empleada doméstica, quien el día anterior al crimen aseguró que el propio Wolfenson le pidió que limpie una de las habitaciones porque esperaba a una "visita".
Es por eso que las miradas están puestas en determinar quién o quienes visitaron al ingeniero ese viernes, el día que fue encontrado sin vida, si es que finalmente ese encuentro se produjo, por lo que se están revisando los libros de ingresos y egresos al country y las cámaras de seguridad.
Además, el fiscal Andrés Quintana -el primero en encargarse del caso- le pidió a la Policía que investigue a los residentes del barrio, para ver si alguno tiene antecedentes penales.
Además, los investigadores encontraron una sábana en el lavarropas que la empleada de limpieza niega haber puesto allí.
Los pesquisas de momento descartan el móvil del robo, ya que en el lugar había una caja fuerte con dinero y relojes de alta gama que no fueron sustraidos.
Lo único que no se encontró fue su teléfono celular, y que a las 14 de ese día viernes fue la última vez que estuvo conectado.
Desde el entorno familiar solicitaron que se revisen las cuentas bancarias para poder establecer si allí hubo algún movimiento de dinero, ya que es por el momento lo único que no pudo ser revisado, según la agencia de noticias Télam.