El fallo del TOC N°4 de San Isidro, integrado por Esteban Andrejin, Osvaldo Rossi y Victoria Santamaría Guglielmetti, concluyó con la condena a cadena perpetua para Rosalía Soledad Paniagua, la empleada doméstica que asesinó a Roberto Wolfenson en el Country La Delfina de Pilar.
La resolución coincide con la pena que había solicitado la fiscal Laura Capra, quien sostuvo durante el debate que la acusada actuó con pleno conocimiento y voluntad de matar, luego de intentar robar objetos de valor en su último día de trabajo. Paniagua había sido contratada por un reemplazo temporario de 30 días.
Por otra parte, la defensa intentó instalar una versión distinta. Afirmó que la mujer “tuvo dolo de robar, pero no de matar” y que Wolfenson la habría descubierto y atacado, lo que —según su argumento— derivó en un forcejeo y en un homicidio no premeditado. Bajo esa tesis, solicitó que Paniagua fuera condenada por “homicidio en ocasión de robo”, con penas sensiblemente menores que la cadena perpetua. Sin embargo, el tribunal rechazó esa interpretación.
A lo largo del juicio, la fiscalía reconstruyó una secuencia que consideró irrefutable: Paniagua habría sido sorprendida por la víctima mientras sustraía bienes del domicilio y, para evitar ser descubierta, utilizó una soga o lazo para estrangularlo. Wolfenson intentó defenderse, pero terminó muriendo por asfixia mecánica.
Durante el debate Paniagua admitió el crimen y declaró: "Se me fue de las manos".
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Uno de los elementos más determinantes para la acusación fueron las imágenes captadas por una cámara de seguridad, donde se observa a Paniagua guardando un celular, un parlante bluetooth y otros objetos en su mochila. Para la fiscal, ese registro fue “contundente” y terminó de fortalecer la hipótesis del crimen cometido para ocultar el robo.
Con la sentencia dictada, el caso queda cerrado en primera instancia, mientras la defensa evalúa los pasos a seguir.